Desde
las más tempranas civilizaciones hasta la actualidad los datos espaciales han
sido recopilados
por los navegantes, geógrafos y agrimensores para ser almacenados en un código
o forma pictórica por los cartógrafos.
En
tiempo de los romanos, los agrimensores eran una parte importante del gobierno
y los
resultados de su labor aún son patentes de forma vestigial en los ecosistemas europeos
en la actualidad. La Caída del Imperio Romano propició el derrumbamiento de la
agrimensura y la creación de mapas, que más tarde revivió con los descubrimientos geográficos
que se produjeron en el Renacimiento.
En
el siglo XVII, cartógrafos especializados como Mercator demostraron que no sólo
el uso
de un sistema de proyección matemático y un ajustado sistema de coordenadas mejoraba
la fiabilidad de las medidas y la localización de las áreas de tierra, sino que
el registro
de fenómenos espaciales a través de un modelo convenido de distribución de fenómenos
naturales y asentamientos humanos era de un valor incalculable para la navegación,
para la búsqueda de rutas y en la estrategia militar.
En
el siglo XVIII, los países europeos habían llegado a un estado de organización
en el que
la mayoría de gobiernos se había dado cuenta del valor del cartografiado sistemático
de sus tierras. La Geographical Information Society fue creada a partir del establecimiento
de los organismos de gobierno nacional cuyo mandato fue la producción
de mapas catastrales y topográficos de todos los países. Estos institutos han continuado
hasta hoy en la representación de la distribución espacial de las características
de la superficie de la Tierra, o topografía, en forma de mapa.
Durante
los últimos 200 años la mayoría de estilos individuales de mapas habían sido desarrollados,
pero ha habido muchas tradiciones en los estándares de la cartografía que no
se han roto y que han continuado hasta el presente. Como el estudio científicoterrestre avanzaba, se empezaron a necesitar distintos
tipos de atributos para ser mapeados. El estudio de la Tierra y sus recursos
naturales (geofísicos, geodésicos, geológicos, geomorfológicos, edafológicos, ecológicos y
territoriales) que empezó en el siglo XIX ha continuado hasta hoy.
En el siglo XX la demanda de mapas topográficos y de
recursos naturales ha acelerado el desarrollo de técnicas de estereofotogrametría e imagen
satélite, para la elaboración de mapas de grandes áreas con gran precisión. Antes de la
aplicación de los ordenadores al cartografiado, todos los mapas tenían en común que las
bases de datos espaciales estaban dibujadas en soporte de papel o film. Toda la información
se encontraba codificada en líneas, puntos o áreas, y las entidades básicas se
presentaban mediante símbolos, colores o
códigos de texto, todos ellos explicados en una leyenda
adjunta. Al haber gran cantidad de características espaciales que pueden ser representadas
en un mismo mapa aparecen los primeros mapas temáticos creados con un propósito
específico, debido a que éstos contienen la información sobre un propósito o tema único,
por ejemplo: mapa geológico, mapa topográfico, etc. Puesto que las primeras bases de
datos estaban en un soporte de papel y compuestas por su correspondiente memoria, esto
suponía un grave inconveniente o limitación. Esto se ha conseguido paliar por el uso del
ordenador en la cartografía; ya que superponer más de 3 mapas temáticos en plantillas
transparentes no es manejable ni preciso, por tanto los análisis espaciales quedan muy
restringidos.
Durante las décadas de 1960 y 1970 se empezaron a
utilizar los ordenadores para las tareas de realización de mapas. El objetivo inicial era
conocer datos de los recursos naturales del suelo y del paisaje, los cuales podían ser
utilizados para la gestión de recursos, evaluación y planificación.
Los Sistemas de Información Geográfica (S.I.G.) se han
desarrollado paralelos a las técnicas aplicadas al cartografiado y análisis espacial.
Estos sistemas han estado demandados por distintas áreas del conocimiento que
tienen muchas coincidencias en sus bases. Así, se pueden citar como núcleo de interrelación
a la topografía, cartografía temática, geografía, ingeniería civil, planificación
rural y urbana, edafología, inventariado, fotogrametría, etc. Las últimas
incorporaciones han sido la utilización de las redes informáticas, los sensores remotos y el análisis
de la imagen satélite.
Las ventajas del uso del ordenador a las aplicaciones
S.I.G. son innumerables, permiten: una realización rápida y de bajo coste, generación de
mapas para necesidades específicas, facilitan la realización de análisis por
conjunción de paquetes estadísticos y S.I.G., minimización del uso de mapas impresos como
almacén de información, creación de mapas en 3D de difícil ejecución manual,
fácil actualización y revisión al estar en una base de datos digitales modificable.
En la actualidad, la fotografía aérea y especialmente la
imagen satélite hacen posible la interpretación dinámica de los paisajes y sus cambios a
lo largo del tiempo. Acontecimientos como el avance de la erosión, la distribución de los incendios forestales, la expansión de las ciudades,... pueden ser
seguidos e interpretados espacialmente gracias a la incorporación de esta
información en bases de datos digitales por ordenador. Por este motivo, los datos digitales se
encuentran codificados como elementos gráficos de un S.I.G. que permiten un rápido
análisis.
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